En pleno invierno, en el exterior de las ferias turísticas de Oslo y Gotemburgo, una valla publicitaria mostraba una playa de las Islas Canarias. Integrados en ella, una pareja real disfrutaba en bañador del clima cálido del lugar distante 4.000 kilómetros al sur. A veces bajo cero o lloviendo, la escena provocaba el asombro del público escandinavo y ofrecía la photo opportunity a los medios. Se requería una gran dosis de creatividad y osadía para impactar a miles de profesionales del turismo habituados a imágenes de lugares idílicos. Y se consiguió. La acción también se realizó en Madrid y en Barcelona.